jueves, 18 de febrero de 2010

Jerarquias Infernales:

Han sido muchos los que han fijado su atención en el Diablo y han tratado de estudiarlo, lo mismo que a sus diferentes manifestaciones. Los teólogos han rivalizado a la hora de establecer las jerarquías infernales, señalándolas como las correspondientes a los sicarios del príncipe de las tinieblas. A ellos les movía el propósito de conocer al enemigo que debía ser combatido en la tierra por los fieles hijos de Dios. También los brujos y las brujas han presentado el infierno como un lugar gobernado por un jefe supremo, secundado por toda una serie de grandes duques y capitanes diabólicos. Solo que estos últimos lo han hecho con la finalidad de conocer mejor a aquel que adoraban admitiéndole como su amo y señor.

Así es como, entre unos y otros, han hecho nacer una ciencia que se conoce con el nombre demonológia y que estudia todas las características y peculiaridades de Satanás y de sus seguidores, con las particularidades y poderes inherentes a cada uno de ellos.
A eso hay que agregar que en los procesos seguidos por brujería y satanismo se encuentran multitud de declaraciones de los presuntos posesos (vendedores de sus almas), los cuales han dejado constancia de los nombres de aquellos diablos que habían tomado propiedad de su cuerpo.
Y también cabe añadir la serie de antiguos grimorios en los cuales, junto a las formulas para practicar sortilegios, se añadían las de invocación de diferentes diablos, cuyos nombres han podido así llegar hasta nosotros.
Considerando todo esto podemos ver, por ejemplo, como en el libro De Prestigiis, publicado en Basilea en el año 1568, Jean de UIER afirma que:

El reino infernal cuenta, salvo error u omisión, con setenta y dos príncipes y 7.405.926 diablos, los cuales están divididos en 1.111 legiones de 6.666 abortos del infierno.

Puede considerarse que los principales mandatarios de las huestes infernales, son los siguientes:

Malfas: Gran adalid de los infiernos, el cual se aparece a los hombres bajo la forma de cuervo.

Astaroth: Gran duque de los infiernos y su tesorero, que se da a conocer por el fuerte hedor que emana de su cuerpo pestilente.

Andras: Gran marques infernal, que tiene cabeza de lechuza y suele cabalgar a lomos de un lobo negro.

Eurinomo: Príncipe de la muerte, cuyo cuerpo esta lleno de llagas, lo que le convierte en la personificación de la podredumbre.

Leonardo: Gran maestre de las orgías del sabbath, el cual tiene tres cuernos, orejas de zorro, barba de chivo y dos caras, una de las cuales esta en sus posaderas.

Asmodeo: Otro gran duque de los infiernos, del que UIER asegura que, tras haber sido vencido por Salomón, fue obligado a ayudarle en la construcción del templo, y del que se dice también que, bajo la forma de serpiente indujo a Eva al pecado en el paraíso.

Conviene citar que algunos de los nombres dados por UIER en su obra, aparecen también en el Dogma y ritual de la Alta Magia, de Eliphas Levi, así como en el famoso librito Le Dragon Rouge, del que se conoce una edición hecha en Aviñon en 1522, en la cual se inserto un grabado que figura en casi todos los libros de magia, ocultismo y demonologia, y en el que junto a los nombres y categorías de los principales Diablos figuran sus símbolos correspondientes.

Según este grabado, los altos cargos diabólicos son:

Lucifer: Emperador.

Belzebuth: Príncipe.

Astaroth: Gran duque.

Lucifugué: Primer ministro.

Satanachia: Gran general.

Agaliarept: También general.

Fleurety: Teniente general.

Sarguianas: Brigadier.

Nebiros: Mariscal de campo.

Sin embargo, existe otra edición de la misma obra, publicada en Paris por el editor librero Le Bailly, con el subtitulo de “El arte de conjurar los espíritus, demostrando con hechos y ejemplos” por M. Robville.

En esta, uno de los personajes, Bernard Morand, ofrece a sus visitantes Claude Michu, un libro del que se dice ha sido escrito por un loco llamado Berbiguier, el cual pretendía así poner al descubierto todas las astucias y malicias de los demonios de los cuales se pretendía estar poseído, y en cuyas paginas figuraba una nomenclatura de los espíritus componentes de la corte infernal:

Belzebuth: Jefe supremo.

Satanás: Príncipe destronado.

Euronime: Príncipe de la muerte.

Moloch: Príncipe del país de las lágrimas.

Plutón: Príncipe del fuego.

Pan: Príncipe de los incubos.

Lilita: Príncipe de los súcubos.
El súcubo del latín (succŭbus, de succubare, reposar debajo) según las leyendas medievales occidentales, es un demonio que toma la forma de una mujer atractiva para seducir a los hombres, sobre todo a los sensibles y a los monjes, introduciéndose en sus sueños y fantasías, para tener relaciones sexuales con ellos.
En general son mujeres de gran sensualidad, persuasión y carácter.
El mito del súcubo pudo haber surgido como explicación del fenómeno de las poluciones nocturnas y la parálisis del sueño. Según otras perspectivas, las experiencias de visitas sobrenaturales claras pueden ocurrir por la noche en forma de alucinación hipnogógica.
Este personaje es una de las bases de la figura del vampiro.

Leonardo: Gran maestro de los sabbath. Baalberith, gran pontífice.

Proserpina: Archisiablesa.

Salta a la vista en esta segunda relación de jerarquías infernales la introducción de nombres de las mitologías antiguas, así como el de la pretendida primera mujer de Adán, la famosa Lilita, así como la desaparición del nombre de Lucifer.

Estos puntos nos llevan a considerar la cuestión de que la rivalidad existente entre los diablos se haya extendido incluso a sus cronistas, por lo que nos vemos obligados a dar como el “mas valedero” al de Collin de Flanco, el cual, sosteniendo que su famoso Diccionario Infernal se lo dicto el propio diablo, estando él sentado en la cama mientras su mujer dormía, es quien ha dado mas detalles y datos respecto a las características de gran numero de espíritus infernales.

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