lunes, 14 de febrero de 2011

LA PINTURA DEL NIÑO EMBRUJADO

Estuvo en la casa de las familias argentinas y chilenas hasta hace pocas décadas. Pero detrás de esta iconografía ochentera, se escondía un mito. Uno que hizo que esas mismas familias terminaran llevándolo a la hoguera.
Indiscutiblemente triste, el cuadro de aquel tierno rubiecito y de ojos azules, por alguna razón gustaba mucho a los clientes de las ferias y había semanas en que se vendía como pan caliente. Durante años, la imagen del pequeño de las lágrimas peleó codo a codo en el ranking de ventas contra el rey del pop, Michael Jackson y contra la entonces promesa de la balada latina, Luis Miguel.
Pero esa conmovedora sensación que inspiraba el pequeño, se esfumó de un minuto a otro. Un rumor empezó a correr, poderoso e imparable, y terminó por convertirse en mito. Y como tal, mientras más se ventilaba, más versiones generaba:
1. El cuadro, del que también se vendían reproducciones en óleo en la Plaza de Armas y en algunas pinacotecas, traía mala suerte. Las familias que lo llevaban para decorar sus casas, se peleaban o vivían catástrofes.

2. De medianoche, el que quisiera, podía hacer pacto con el mismísimo diablo. Había que invertir el cuadro para lograrlo.

3. Si el cuadro se giraba en 90 grados, era posible ver a una figura monstruosa que aparecía devorando al pequeño. Esto demostraba supuestamente el carácter maléfico de la pintura.

4. La mejor forma de terminar con la maldición del cuadro, era quemándolo.

A comienzos de los 90 ya casi no había señales de la imagen.
Según la leyenda, este cuadro nació en España -curiosamente en los ´50, en la era de Franco- y se habría extendido a otros países como Turquía, Argentina y Chile. Pero sobre el supuesto autor se sabe muy poco.
Sitios en internet señalan que lo habría pintado Bruno Amadio, alias Bragolin, pero no aparecen elementos biográficos de tal autor, solo se sabe que es un pintor de fama algo extraña. Nacido en Sevilla, es el supuesto creador de una serie de dibujos conocidos como los Niños Llorones.
Según la leyenda, este pintor, frustrado por su nula fama como artista, habría hecho un pacto con el Diablo para que sus pinturas fueran bien recibidas por la sociedad. Después de eso, realizó una serie de trabajos en los que destacaba la presencia de niños llorando.
Uno de esos cuadros fue realizado a un niño que vivía en un orfanato. Más tarde, el orfanato se incendió con el niño adentro, y desde entonces se ha dicho que ese cuadro en especial adquirió el espíritu del niño.
En los 50 se dieron muchos casos de casas incendiadas donde se encontraba una reproducción de dicho cuadro, quemándose todo, incluido cadáveres, y lo curioso de todo esto es que el cuadro permanecía colgado en la pared sin un solo rasguño.
La imagen del niño que llora también presenta una pata de cabra, una serpiente y un zorro animales ampliamente utilizados en ritos satánicos.
Pero ¿Cuál es la Explicación De Todo Esto?
Esta y muchas otras pinturas iguales a esta pertenecen a Bruno Amadio popularmente conocido como Bragolin o "El Pintor Maldito", es un pintor italiano afincado en España tras la segunda guerra mundial, de fama algo extraña. Es el supuesto creador de una serie de 27 retratos conocidos como los Niños Llorones.
Según la leyenda, este pintor, frustrado por su nula fama como artista, habría hecho un pacto con el diablo para que sus pinturas fueran bien recibidas por la sociedad. Después de eso, realizó una serie de trabajos en los que destacaba la presencia de niños llorando. Uno de esos cuadros fue realizado a un niño que vivía en un orfanato. Más tarde, el orfanato se incendió con el niño adentro, y desde entonces se ha dicho que ese cuadro en especial adquirió el espíritu del niño. En Chile este cuadro es denominado por la prensa como El niño que llora. Se dice que si se gira el cuadro en 90º, con la cabeza del niño apuntando a la derecha, se puede ver a un pez que se come la cabeza del niño.
Al igual que otros cuadros, como El Grito de Edvard Munch, los atribuidos a Amadio han transcendido el mero hecho pictórico. La gran expresividad y simbolismo que reflejan, emanada de la sensibilidad de autor e influidas por los acontecimientos sociales del momento, hacen de estos motivo de fábulas que nunca han sido corroboradas a ciencia cierta.
Se dice que estos cuadros atraen desgracias a quienes lo poseen. No obstante, ha sido el cuadro de mayor difusión de este artista, siendo muy solicitadas sus reproducciones en países como España o Inglaterra, ya que algunos creen que protegen a los niños pequeños.

Ahmed Nahr Wadi

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