miércoles, 30 de marzo de 2011
COMO ODIO...
Como odio tantas cosas que a diario, veo en las gentes que me rodean. Odio su sumisión y conformismo, odio eso que se dice siempre; “ya vendrán tiempos mejores”. Como odio esa frase; “que sea lo que dios quiera”.
Odio la estúpida confianza en un prójimo que no la merece y a aquellos que esperan que los demás se comporten con él como ellos hacen con otros.
Odio la inocencia que es el primer paso para el desengaño y la humildad que esconde un sentimiento de inferioridad.
Odio las palabras vacías y la hipocresía del que obliga a los demás a cumplir dogmas imposibles de seguir.
Odio a aquellos que se escudan en el rebaño para que nadie aprecie su mediocridad y a los mediocres que los pastorean sabiendo que entre ellos nadie cuestionará su liderazgo.
Odio a los mansos porque en el fondo lo que ocultan es cobardía.
Odio a aquellos que ponen toda su vida en manos de su dios, pues con ello malgastan su mayor tesoro, la propia vida.
Odio a todos los que se ocultan en el pecado y la culpa, pues temen beber de los placeres que el mundo les ofrece.
Odio a los que callan pues temen decir la verdad y a los que hablan con mentiras aprovechando el silencio de los débiles.
Odio ver a seres humanos sin orgullo, con sus cabezas bajas pendientes de la voluntad de otros.
Odio el amor vacío, el falso, el que se entrega a raudales a la humanidad entera como si no tuviera ningún valor. El amor que se usa como bandera para ocultar la mentira y la manipulación.
Y por encima de todo odio al que se dice dios del amor porque pervierte a la humanidad con su mentira.
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