Etimología:
La palabra "Súcubo" proviene de una alteración de succuba, procedente del latín y que se usa también en el sentido de prostituta. La propia palabra deriva del prefijo sub- que significa "debajo de, debajo", y del verbo cubo, cubare, que significa "yacer".
Por lo tanto, el súcubo es alguien que queda bajo otra persona,
mientras que un Incubus latín in-, la posición en este caso es "encima" es alguien que queda sobre otra persona tambien es llamado sharon.
Apariencia:
La apariencia de los súcubos varía, en general, tanto como la de los demonios; no hay ninguna apariencia o representación definitiva. Sin embargo, se suelen pintar casi universalmente como seductoras mujeres desnudas con una belleza no terrenal, a menudo con alas demoníacas.
De vez en cuando, se les dan otros rasgos demoníacos, como pueden ser los cuernos, una cola con una punta terminada en triángulo, ojos de serpiente, colmillos, serpientes enrolladas a su cuerpo, etc.
A menudo, simplemente aparecen en los sueños como una mujer atractiva y desnuda de la que la víctima no puede deshacerse de ella ni olvidarla, incluso después de despertar.
A primera vista podría parecer, en verdad, que no concuerda con la fe católica
afirmar que los niños pueden ser engendrada por demonios, es decir, por íncubos
y súcubos: pues Dios mismo antes que el pecado llegase al mundo, instituyó la
procreación humana, pues creó a la mujer de la costilla del hombre para ser la
compañera del hombre: "Y a ellos les dijo Creced y multiplicaos", Génesis, 1,28. Y
Adán, inspirado por Dios, dijo: "Serán dos en una sola carne", Génesis, a, 24. Del
mismo modo, luego que el pecado llegó al mundo, se le dijo a Noé: "Fructificad y
multiplicaos", Génesis, ix, 1. Cristo confirmó esa unión, también en la época de la
nueva ley: "¿No habéis leído que el que los hizo al principio, macho y hembra los
hizo?" San Mateo, xix, 4. Por lo tanto, los hombres no pueden ser engendrados de
ninguna manera que no sea esa.
Pero puede argumentarse que los demonios tienen su papel en esa gestación, no
como causa esencial, sino como causa secundaria y artificial, para que se ocupan
de entrometerse en el proceso de la copulación y la concepción normales, pues
obtienen semen humano y ellos mismos lo trasladan.
Objeción.
El demonio puede ejecutar este acto en cada etapa de la vida, es decir,
en el estado matrimonial o en otro que no sea éste. O puede ejecutarlo en un solo
estado. Pero no puede cumplirlo en el primer estado, porque entonces el acto del
demonio sería más poderoso que el de Dios, Quien instituyó y confirmó ese
sagrado estado, ya que se trata de un estado de continencia y matrimonio. Ni
puede efectuarlo en cualquier otro estado, ya que jamás leemos en las Escrituras
que los niños pueden ser engendrados en un estado y no en otro.
Más aun, engendrar un niño es un acto de un cuerpo vivo, pero los demonios no
pueden dar vida a los cuerpos que adoptan, porque la vida, en términos formales,
sólo procede del alma, y el acto de engendrar es el de los órganos físicos que
poseen vida corporal. Por lo tanto, los cuerpos que se adoptan de esa manera no
pueden engendrar ni procrear.
Pero puede decirse que esos demonios adoptan un cuerpo, no para infundirle vida,
sino para conservar, por medio de ese cuerpo, el semen humano, y para pasar el
semen a otro cuerpo.
Objeción.
En la acción de los ángeles, sean ellos malos o buenos, nada hay de
superfluo e inútil, lo mismo que nada de superfluo e inútil hay en la naturaleza.
Pero el demonio, por su poder natural, que es mucho mayor que cualquier poder
físico humano, puede ejecutar cualquier acción espiritual, y ejecutarla una y otra
vez, aunque no sea capaz de discernirla. Por lo tanto puede ejecutar esa acción,
aunque el hombre no discierna cuándo tiene que ver el demonio con ella. Porque
todas las cosas materiales y espirituales se encuentran en una escala inferior a la
de las inteligencias puras y espirituales, pero los ángeles, sean buenos o malos,
son inteligencias parea y espirituales. Por lo tanto pueden dominar lo que se
encuentra por debajo de ellos. En consecuencia el demonio puede reunir y utilizar
a voluntad el semen humano que pertenece al cuerpo. Sin embargo, reunir el
semen humano de una persona y trasmitirlo a otra implica ciertas acciones
locales. Pero los demonios no pueden llevar cuerpos de un lugar a otro en
términos locales. Y este es el argumento que formulan.
El alma es una pura
esencia espiritual, lo mismo que el diablo; pero el alma no puede mover un cuerpo
de un lugar a otro, salvo que se trate del cuerpo en que mora y al cual da vida. De
ahí que si cualquier miembro del cuerpo perece, queda muerto e inmóvil. Por lo
tanto los demonios no pueden trasladar un cuerpo de un lugar a otro, salvo que se
trate de uno al cual dan vida. Pero se ha mostrado y se reconoce que los demonios
no conceden la vida a nadie, y por lo tanto no pueden trasladar el semen humano
localmente, es decir, de lugar en lugar, de cuerpo en cuerpo.
Más aun, todas las acciones se ejecutan por contacto, y en especial el acto de
engendrar. Pero no parece posible que exista contacto entre el demonio y los
cuerpos humanos, ya que aquél no tiene un punto de contacto - concreto con
ellos. Por consiguiente no .puede inyectar semen en un cuerpo humano, y en
consecuencia ello exige cierta acción corporal, por lo cual parecería que el demonio
no puede ejecutarla..
Además, ,los demonios no poseen poderes para mover los cuerpos que en un
orden natural tienen una relación más estrecha con ellos, por ejemplo los cuerpos
celestes, y por lo tanto carecen de poderes para mover los cuerpos más distantes y
distintos de ellos. La premisa mayor está demostrada, ya que el poder que mueve y
el movimiento son una sola y la misma cosa, según Aristóteles, en su Física. Se
sigue, pues, que los demonios que mueven cuerpos celestes tienen que estar en el
cielo, lo cual es en todo sentido falso, tanto en nuestra opinión como en la, de los
platonistas.
EXTRAÍDO DE
"Malleus Maleficarum".
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