jueves, 3 de diciembre de 2009

Sibelius

 Mi hermano:

Hoy salimos temprano por la mañana, pasamos el día vagando por el campo sin nada edificante que hacer, solo pensar, pensar y recordar, al punto de creer que estoy volviéndome loco. Creo verla en la frondosidad del bosque, caminando hacia mí, creo oírla en el suave trino de los pájaros por mañana, en el delicado murmullo del arroyo, y casi puedo sentir su perfume cuando el sol acaricia las flores obligándolas a desprender su aroma.

Si lo que acabo de describirte no es amor, necesitaré una pronta






reeducación o un hospicio medianamente confortable, ya sabes que sufro de la espalda.

Se acerca la medianoche, la pequeña muerte que antecede a la agonía de no tenerla, a mis horas sin acostumbrarme a su ausencia, a negarme a perder algo que nunca tuve, pero que siento tan dentro mío que hasta ganas de llorar dan.

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